Es muy frecuente que durante un procedimiento de familia (divorcio, regulación de relaciones paterno-filiales, modificación de medidas, etc.) con hijos menores de edad, el cliente te pregunta: ¿A qué edad pueden decidir mis hijos con quién de sus progenitores quieren vivir?  Nuestra compañera y socia Carmen Pacheco, responde en Cinco Días:

«Vuestros hijos podrán decidir con quién quieren vivir con 18 años cuando sean adultos».

Lo ideal sería que sus progenitores lo hicieran por ellos y así se les evita el mal rato de tener que pasar por el juzgado.

Ahora bien, resulta innegable que la afirmación de que los niños a los 12 años pueden “decidir” tiene cierta base legal. Y es que en multitud de disposiciones jurídicas (Código Civil, la Ley Orgánica 1/1996 de 15 de enero de Protección Jurídica del Menor, el Convenio Europeo sobre el Ejercicio de los Derechos de los Niños, hecho en Estrasburgo el 25 de enero de 1996), se recoge el derecho de los menores a ser escuchados.

Carmen explica que «es un hecho indiscutible que cuando dos progenitores batallan por la custodia de sus hijos y estos han cumplido doce años, obligatoriamente habrán de ser explorados por el juez (en el sentido de oírlos y conocer su opinión, intereses, preferencias, etc.), antes de que un juez pueda decidir cuál es el sistema de custodia más beneficioso.

Es más, si no han cumplido doce años, pero el magistrado competente considera oportuna o necesaria la exploración del hijo, también lo citará. Para los abogados de familia resulta muy frecuente que los jueces quieran escuchar a menores con una edad cercana a los doce años (nueve, diez y once años).»

Nuevo caso en el juzgado de familia de Madrid

Recientemente, un juzgado de familia de Madrid, donde se tramita el divorcio contencioso de un matrimonio que discute quién ha de ostentar la custodia de los tres hijos comunes, ha citado de oficio a una menor de siete años, la mayor de los tres hijos, para explorarla el día de la vista de divorcio. Curiosamente, estos progenitores que no son capaces de alcanzar un acuerdo, con la ayuda de sus letrados, han estado absolutamente conformes en pedir al juzgado que su hija de siete años no sea explorada.

La exploración de menores se suele llevar a cabo con el máximo cuidado y respeto posible: a puerta cerrada, sin progenitores ni abogados, en presencia del fiscal, en un clima que se intenta que sea distendido, sin usar togas, etc.

 

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